Wednesday, May 20, 2009

Sentada en un Café


María se sentó sola en ese café, sola, como lo había estado toda su vida, sola, como la trajeron al mundo y como habría de partir, sola. Se sentó a contemplar a los transeúntes, a las cientos de sombras coloridas, sin rostro, que inmunes a su dolor pasaban de largo, sin verla, absortos en sus vidas.
Mientras tanto ella seguía sola.
Contempló a los espectros, pero se fijó en uno muy especial. Él estaba sentado al otro lado de la calle, en el café que a ella disgustaba, en ese sucio establecimiento en donde el café era demasiado amargo, y donde el pan siempre estaba duro. Sin embargo, él se encontraba allí. Él ojeaba una revista, o quizá un libro, quién sabe. Sus ojos color miel le recordaban el dulce néctar que por las noches su madre solía preparar. Su cabello negro tenía un algo especial, algo que nunca supo describir.
Sola, sentada en esa triste e incómoda silla. Sola, por vez primera, se sintió acompañada. Sola, sintió su roce, sus labios, su mirada. Sola fue consumida ante la ilusión de llegar a tener entre sus brazos a aquel hombre que la había cautivado. Y sola se fue de este mundo, arrastrada por la briza taciturna de una mañana de Abril.

(La imagen se llama "Coffee for Mr. Klimt" y no fue hecha por mi ni es de mi posesión)

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