Thursday, May 28, 2009

Mi Máscara

Me sorprende con qué facilidad voy cambiando de máscara, como si la vida fuera sólo un juguete de esos en los que simplemente cambias las piezas, de esos en los que el juego consiste en hacer de una cosa, algo diferente. Es intrigante que me amolde tanto a las situaciones, a las personas, a los lugares, y en general al mundo, y sin embargo no me siento uno con él. Es como si yo fuese un pedazo de plastilina, con el cual se pueden hacer cientos de cosas, el cual sólo necesita unas manos que lo moldeen y que retuerzan, añadan, quiten, peguen a su gusto. La plastilina sigue siendo la misma, y es ese que la moldea quien ve la simple ilusión creada por sus propias manos (y se siente satisfecho), mas es ella la que realmente se divierte al ser moldeada. ¿Seré plastilina?

Me encantan los gatos, no sólo porque sean animales míticos y sombríos, además es que ellos no han aprendido el absurdo concepto de las dicotomías.

Sunday, May 24, 2009

Diálogo de Dos Personas Hablando en un Parque, o un Café

- No estás aquí, así que vete.
- Piénsalo bien, si no estoy aquí, ¿me puedo ir acaso?
- Podrías dejarme en paz, salir de mi mente, esfumarte de una vez por todas; dejar de atormentarme y dejar de aparecerte en todo lugar y a toda hora. Podrías hacer que tu recuerdo huyera, sin embargo no lo haces, no lo quieres hacer. ¿Por qué?
- ¿Por qué qué?
- ¿Por que insistes en que tu recuerdo me persiga? ¿Por qué haces que te vea en cada rostro, en cada puerto, en cada nube, en cada pedazo de mi vida? ¿Por qué insistes en quedarte como una estaca clavada en mi pecho y en mi mente?
- ¿Acaso de incomoda?
- No lo sé.
- Acaso deseas realmente que me esfume?
- Sí... No, no sé, quizá... sí, no...no lo sé. ¿Por qué insistes en confundirme? ¡¿Por qué?!
- No te tengo que dar explicaciones.
- ¿Si a mí no, entonces a quién?
- A nadie.
- ¿Cómo puede ser?
- Simple, yo no estoy aquí, ¿lo olvidas?
- No eres más que un desgraciado.
- Y siéndolo logré cautivar a tu corazón, ¿no?
- ¿Por qué lo hiciste? ¿Acaso tu único propósito es el de herir a las personas? ¿Por qué quisiste cautivarme?
- ¿Acaso no lo sabes?
- No.
- Bien.

...

- ¿No vas a decir nada?
- ¿Para qué? En fin y al cabo no me vas a escuchar.
- Sí lo haré.
-No, no lo harás. Te conozco muy bien, y sé que no me escucharás. Podrás oírme, pero jamás me escucharás.
- No me conoces.
- ¿No te conozco?
- ¿Me conoces?
- Dime tú.
- No, dime tú.
- Tu color favorito es el verde, te gustan los columpios, te gusta escribir, y el olor del pasto.
- Cierto.
- Te conozco, por eso lo sé.

...

- Muy bien, supongamos que me conoces.
- Bien.
- Ahora te pregunto, ¿te conoces tú?
- No lo sé.

...

- ¿Por qué lo haces?
- ¿Hacer qué?
- Entrometerte en mi vida, cuando para ti ya no soy nadie.
- Pero tú mismo has dicho que yo no estoy aquí, y no estoy.
- Es cierto, no estás.
- Lo sé.
- Te equivocas, no lo sabes. Jamás lo sabrás.
- ¿Por qué?
- Porque ni yo mismo sé si estás o no.
- Tal vez tengas razón.

...

- El café está amargo.
- ¿Quién te asegura que lo está? ¿Confías en ti mismo, y en que sabes con precisión que el café está amargo?
- No, pero para mí está amargo.
- ¿Igual que tu vida?
- No, igual que la tuya.
- ¿Cómo puedes saber a qué sabe la vida de alguien que no está?
- Sólo sé que nada sé. Pero, lo sé, porque no estás aquí, eres solo un juego de mi imaginación, y de mi corazón.
- Veo. ¿Sabes?, quizá deje de molestarte después de todo.
- Me das asco.
- Me amas.
- Lo sé, por eso me das asco.
- El aire huele a café.
- No, huele a campo, huele a mujer.
- Te equivocas, huele a hombre, huele a ciudad.
- ¿Y qué importa? Es el mismo olor.
- Quizá tengas razón.

...

- Ahora sí, vete.
- Recuerda que nunca estuve.
- Adiós, para siempre. Adiós.
- ...

Wednesday, May 20, 2009

Sentada en un Café


María se sentó sola en ese café, sola, como lo había estado toda su vida, sola, como la trajeron al mundo y como habría de partir, sola. Se sentó a contemplar a los transeúntes, a las cientos de sombras coloridas, sin rostro, que inmunes a su dolor pasaban de largo, sin verla, absortos en sus vidas.
Mientras tanto ella seguía sola.
Contempló a los espectros, pero se fijó en uno muy especial. Él estaba sentado al otro lado de la calle, en el café que a ella disgustaba, en ese sucio establecimiento en donde el café era demasiado amargo, y donde el pan siempre estaba duro. Sin embargo, él se encontraba allí. Él ojeaba una revista, o quizá un libro, quién sabe. Sus ojos color miel le recordaban el dulce néctar que por las noches su madre solía preparar. Su cabello negro tenía un algo especial, algo que nunca supo describir.
Sola, sentada en esa triste e incómoda silla. Sola, por vez primera, se sintió acompañada. Sola, sintió su roce, sus labios, su mirada. Sola fue consumida ante la ilusión de llegar a tener entre sus brazos a aquel hombre que la había cautivado. Y sola se fue de este mundo, arrastrada por la briza taciturna de una mañana de Abril.

(La imagen se llama "Coffee for Mr. Klimt" y no fue hecha por mi ni es de mi posesión)

Friday, May 15, 2009

Cómo Juan fue Devorado por las Ranas

Estaba acostado, contemplando la solemne inmensidad del cerúleo cielo, entre gigantes de color marino, y entre pequeños y escurridizos entes; absorto en sus pensamientos. Sentía cómo, en sus pulmones, entraba el aroma del pasto que irrumpía en su ser y luchaba por encontrar un lugar en lo más profundo de su cuerpo. Podía oír su respiración, constante y lenta.

De repente, cientos de haces de luz verde empezaron a invadirlo. Trepaban sin piedad su cuerpo, desgarrando su ropa y sus pensamientos, mientras sus brazos se tullían y dejaban de reaccionar ante los cientos de golpes que acogían sin más remedio. Sus piernas se volvieron de piedra y se resquebrajaron ante la presión de las invasoras, y con un quejido sordo, se transformaron en arena, blanca como la nieve, que poco a poco el viento arrastró sin piedad. Se sintió extrañamente aliviado. Se percató de cómo su cabello se enredaba en la maleza a su alrededor, y cómo ésta se aprovechaba del dulce puente entre ellos para atraparlo en un abrazo apasionado, del cual jamás se pudo liberar. Alcanzó su corazón a palpitar una última vez antes de convertirse en una telaraña de barro y hojas secas, y es así cómo llegó al fin de su corta existencia.

Nadie lo lloró. Sólo el roble, impasible, lloró su ausencia.

Thursday, May 14, 2009

Carmesí

Y así, nuestras almas se juntan
mientras nuestros cuerpos reposan en compañía
sintiendo el calor,
la ambrosía de dos seres,
que se unen
como las raíces que se entrelazan
para formar el tallo.

Y así tu esencia
tu vida
se dibuja en mi pecho
en mi vientre
en mis brazos
y mi boca.
Recorre mis venas
y llega al centro de mi cuerpo,
a mi corazón que palpita
sin descanso,
mientras te beso
apasionadamente
y te recorro con mis dedos,
te descubro, te acaricio.

Así es como siento tus labios,
color carmesí,
y tu pecho de terciopelo
que llenan el alma
en un abrazo eterno
que nunca acaba.

(Ok, este también lo escribí hace mucho mucho tiempo, bueno, tal vez tres meses... )

Escapar

(Hoy encontré este escrito, que ya hace mucho escribí. Lo redacté en una época un poco oscura de mi vida, pero igual me gusta mucho.)

Sí, quiero escapar... salir volando por la ventana hacia el horizonte, hacia la promesa de un nuevo amanecer, donde las nubes se entretejen con las montañas, y los árboles son la extensión de su vivir. Quiero volar con alas de cobre y oro, iluminadas por el sol del atardecer, con ese sol que abraza a los hombres, a los ríos, a las aves y a las almas. Quiero escapar de esta muerte, y por vez primera, respirar vida; que mis pulmones se llenen con aquél suave elixir, poder beber fuerza, y sentir en mi cara el aliento del cielo. Deseo volar solo por el firmamento, sin que nadie me detenga, sin que nadie me espere, sin que nadie me extrañe...



No quiero que el cielo siga derramando gotas insípidas, ni que a mi alrededor se sigan hinchiendo los vacíos de lágrimas amargas; de esas mismas lágrimas que hieren con un frío sepulcral el frágil y callado cuerpo del viento. No quiero seguir sintiendo su gélido cadáver a mi alrededor, quiero volar hacia un lugar cálido, donde el viento se apiade de mi dolor, y con manos tiernas y suaves, me acaricie. Quiero sentir su tibia piel de terciopelo contra la mía, en un lugar donde sólo yo exista...

Quiero llegar a esa isla tropical, ese lugar en el que las palmeras, altas y bellas, cual gigantes silenciosos, arrullen mi dormir; donde la sal del mar purifique mis pulmones. Quiero que a la vista no se vea rastro alguno de civilización, que sólo se pueda ver la hermosa soledad de la naturaleza imperturbable. Y que sea mía, mía y de nadie más...

Tuesday, May 12, 2009

Deseo

Hoy quería verle, mas no pude, y en mi corazón quedó un extraño sinsabor, que por más que quiera, no puedo disipar.

Me encuentro sentado en esta mesa, comiendo almojabana, sintiendo cómo baja por mi seca garganta. Escuchando su música, llenándome de pensamientos, de sentimientos, de recuerdos de caricias, y de momentos.

Siento cómo mi cuerpo ruega por su roce, ruega por volver a verlo, y mis labios añoran los suyos. Es increíble cómo, después de tanto, ha sido él el único que me ha devuelto el imperturbable amor por escribir, que creí perdido. Ha sido él mi fuente de inspiración, y por eso le doy gracias. Pero me pregunto, ¿durará acaso? No lo sé, simplemente me llenaré de vana alegría hasta que la muerte toque nuestra puerta.

Qué atrevimiento, "nuestra"; es interesante cómo mi mente ahonda en este sentimiento hasta el punto de llamarla "nuestra". Quizá sea sólo mía, o sólo suya, pero es que me siento abrumado ante tanto amor que por él siento.

Quisiera escribirle, pero es que soy muy malo escribiendo cartas. Además, tengo miedo de saber qué es lo que él siente. Aún así, me embarga el deseo de recorrer su mente, de descifrar cada uno de sus pensamientos. No, mejor no. ¿Qué sería de la vida sin la constante aventura de amar bajo el dulce velo de la irracionalidad?

No necesito más palabras, ahora, me dispondré a salir.

Pensando, pensando...

Pensé que al escribir el tiempo se pasaría más rápido... pero ahora me doy cuenta de que sucede todo lo contrario. Al escribir, al jugar con el papel y la tinta, el tiempo se detiene, como prolongando su compañía, o su ausencia. No puedo creer que sólo lleve aquí sentado una hora, pues para mí han sido siglos y siglos de esperar que el tiempo pase, de esperar que se termine mi espera.

Ya ven cómo un humano se puede equivocar al tratar de manipular cosas que ni él mismo puede comprender. He ahí la parte más humana de este hombre, la insolencia.

Un Llanto Frustrado


Ayer quise llorar y no pude. Con todas mis fuerzas traté que de mis ojos salieran lágrimas, pero ellas, imperturbables ante mi dolor, y riéndose de la angustia ante la cual mi corazón sucumbe, se rehusaron a darme un poco de la calma de la cual necesito tanto. Me sentí extraño, como un vil payaso que sin aflicción o pena alguna a llorar a un muerto se presenta. Me sentí solo, en una casa llena de muerte, de dolor, de moho que se aferra con firmeza a la húmeda y envejecida pared.

Ayer quise llorar y no pude; quizá porque mi corazón ya no está en paz, y todos saben que para poder llorar es necesario que el corazón se embriague de calma.

Sin embargo, cuando pueda llorar, no lloraré por ti, no lloraré por nadie. Lloraré porque lo necesito, porque realmente lo necesito.

Escribir

(Este poema fue hecho hace ya más de un año, incluso creí que lo había perdido, pero lo encontré y pensé en compartirlo.)

Algún día empezaré a escribir...
escribiré sobre mí
sobre mi pasado y mi
ideal futuro.

Escribiré historias maravillosas,
cuentos fantásticos,
relatos de hombres y mujeres,
de niños y jóvenes,
de amores y angustias,
de penas y sinsabores.

Escribiré desde el fondo de mi cuerpo,
desde lo más puro de mi ser,
desde ese lugar en donde
mis sentimientos son agua,
mis vivencias aire
mis alegrías luz
y mis tristeas son hielo.

Escribiré desde allí,
donde el cielo es un mar de sangre
el mar, los recuerdos de un pasado mejor,
y donde los guardianes, de mi vida
brillan cual sol de Abril
en el fondo de este encierro.

Desnudaré mi alma afligida,
y con tinta, papel y pluma
me ahogaré
en un mar de sábanas
en un mar de polvo de tiempo.

Me ahogaré en un mundo que es sólo mío,
un mundo en el que no existo,
ya que lo soy todo.

Escribiré mis aventuras
y las de mis amigos,
las de mis amores,
y mis conocidos.

Escribiré cuánto lo quise a él
y qué buena amiga fue aquella mujer.
Escribiré cuánto pase por mi corzón,
y lo profundo de su dolor.

Escribiré de día
de noche
a la hora del almuerzo
y al descanzo.

Escribiré por mí,
por él,
por ella, y por ellos.

Fatigaré mis manos
y quedaré insatisfecho,
pues nunca se puede escribir
tan rápido como se quiere,
y ya que no lograré plasmarlo todo,
seguiré escribiendo,
pues cada día habrá más que escribir,
más cuentos, más relatos,
más días
y más noches.

Monday, May 11, 2009

Palpitar

Me gusta cómo tu piel juega con la mía,
cómo se encuentran, y se rozan,
cómo se aman en silencio.

Me gustan tus caricias,
el tibio calor que desprenden tus manos
que me tocan,
y hacen que un fino hilo de sudor,
un pequeño escalofrío
recorra mi espalda.

Me gustan tus besos
y el sabor de tus labios carmesí;
El negro, cual el de una rosa, de tu pelo
y el color miel, color miedo
de tus ojos.

Me gusta la forma en que tejes tus palabras,
cómo, sin saber, creas una dulce y hermosa
melodía, con tu voz
tu suave y cadente voz.

Me gusta el miserio que veo en tu mirada,
cómo tus ojos me conectan con una realidad
mágica, fantástica
en la cual sólo tú y yo existimos.

Me gusta cómo cada vez que me tocas
me reinventas,
cómo mi piel desvanecida
al contacto con la tuya
se materializa y vuelve a respirar.

Me gusta cómo tu aliento se mezcla con el mío,
y el ritmo suave del latido de tu corazón,
y cómo en su palpitar
encuentro paz, calma
esa calma que pensé no poder volver a encontrar.

Una pequeña introducción al extraño mundo de mi literatura...

Es este, en realidad, mi primer blog. Estoy aquí gracias a un amigo muy especial, que me propuso la idea y pues, héme aquí escibiendo para un público al que no conozco.

Me gusta escibir bajo la influencia de algún sentimiento específico, así que mis escitos suelen tener un tono o bien bastante amargo, o muy enamoradizo. Aprecio cualquier crítica constructiva que deseen hacerme, pues en la vida se está para aprender cada día más.

Gracias de antemano a todos aquellos que me ayuden en la tarea de convertirme cada día en un mejor escritor,

ATTE: José Aristizábal.