Saturday, September 19, 2009

Me sorprende el poder llegar a ser así, pero creo que hoy conocí un lado nuevo de mí.

No diré qué ha sido, pero me ha dado un poco de miedo y mucha satisfacción propia.

Dormiré ahora, tratando de evadir lo que hoy, después de las 2, aconteció.

Sunday, September 13, 2009

Silente.

El silencio repta sigilosamente bajo mi cama, se va alejando de la puerta, camina hacia mí y me empieza a enloquecer. Música. La necesito. La pongo, y es inútil, el silencio sigue allí, asechando, corrosivo. La ausencia de un ser inexistente, de un hombre que jamás conocí en realidad. La necesidad de un roce me aqueja, se materializa, es serpiente y se une al desgraciado lagarto que, silente, fija sus ojos en los míos y hacia mí avanza, paso a paso, cada vez más cerca y cada vez más dañino. Necesito oír su voz, que mi piel sienta el frío roce de la suya y que lentamente nuestras palabras se pierdan en un saco de esperanzas vacías. Así, lo necesito. Qué patético.

Vuelve a mi cuerpo ese sentimiento extraño, como de soledad y nostalgia, que por más que intente simplemente no para de estrecharme, te quemar mi piel con sus sucias manos. Lo quiero lejos, pero el disfruta mucho de mi maldita compañía. Desearía ser menos atractivo para ese horrible pesar, y ser lo suficientemente bello para uno mejor. Quizá me lo merezco, pero lo más probable es que no. Quién sabe, solo el destino dirá cuándo se aleje de mí esta desgracia. Hoy, mañana... en un año, ¿o en una vida?

Déjame contemplar en paz mis propios recuerdos, silencio de mierda, y aléjate de una vez por todas de mi cuerpo, de mi ser y de mi memoria. Ya no te quiero, ya me cansé de ti, y de tus cálidas caricias que me hacen arder el alma con ese sentimiento que a ti traes pegado. Ya no quiero ser tu amante fiel, ya no quiero ser aquél que en ti se refugia y el niño débil que se resigna ante ti. Quiero gritar y hacerle saber al mundo que no me daré por vencido hasta que sobre tu tumba pueda llorar tu ausencia. Por ahora, te quiero lejos, si no muerto, y que dejes a este perro descansar en un idilio que perdure. Ruido, eso es lo que necesito. Melodía, mas no ruido.

Siguen ahí tus ojos amarillos, y junto a los tuyos vienen las amenazadoras fauces de la nostalgia. Te odio, te aborrezco.