Wednesday, June 24, 2009

Hundiéndote, hundiéndome.

Veo en su mirada la tristeza y la melancolía de un niño pequeño. ¿Qué mira? ¿Acaso qué objeto tiene el honor de ser escogido por él como objeto de sus pensamientos y de sus ilusiones, quién, acaso, se roba sus pensamientos y el calor de su mirada?

Tu cara no está rígida, sin embargo, no es cálida como las otras veces. Qué no daría por saber qué estás pensando, y saber el porqué de tus labios apretados, de tu mirada perdida. Quizá todo sea una ilusión perpetuada por ti, Sueño mío, Sueño ajeno. No puedo más que pensar que esos ojos nunca fueron míos, que no era yo quien te hacia sonreír, que simplemente todo fue una ilusión que me encargué de tejer, y que tú mantuviste de manera perfecta, casi sin que me diese cuenta, cual si fueses un actor, ese excelente actor que eres.

Lo veo, lo dejaré ir, es verdad... pero por ahora, me hundiré en el vértigo de las memorias llenas de arena y de sal de una lágrima derramada.

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