Thursday, June 11, 2009

Maldito

Estás tarde, como siempre, y lo peor es que no puedo sino esperarte. Desearía poder irme, poder pararme y dejar atrás la gran edificación de ladrillos que tengo a mi espalda. No entiendo por qué siempre llegas tarde, y puede sonar muy al estilo de los que cogen el dentífrico por la parte de abajo pero, es horrible cuando llegas tarde. Me sabes ínfimo, lo sé, detestable quizá. No comprendo por qué me afecta tanto, por qué no lo puedo racionalizar (para de esa manera encontrar un pequeño alivio en la comodidad de la razón sin fundamentos). Quizá estés perdido... no, conoces muy bien el centro de esta ciudad como para perderte; quizá... ¿un trancón?, quizá. Tal vez sea un compromiso (claro, ¿quién soy yo para hacer parte de tus prioridades?)...

¿Por qué no llamas? ¿Por qué no me haces saber de tu existencia?... cuarenta y un minutos y sigues tarde, prontamente será una hora... Maldito sea el tiempo que de ti me separa. Maldito seas tú, amor mío. Maldito.

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